¿Cómo construir una maqueta de un Destructor Imperial? ¡Para empezar, con materiales como madera, plástico, viejos ordenadores y cualquier cosa que se le pueda pegar de alguna manera!
Siempre quise construir un Destructor Imperial. Desde que lo vi. Creo que es una de las mejores naves de la historia del cine. Fino, elegante, majestuoso y muy, muy intimidante, siempre me pareció que era el transatlántico del espacio, una especie de Titanic de la galaxia.
Así que desde pequeñito, ya fuera con las piezas de Tente (aquellas chapas que parecían paneles solares servían tanto para el destructor como para los pequeños Tie Fighters) o con cartones primero y madera de balsa después, cada cierto tiempo intentaba construir uno. En la era VHS. En la era pre-internet. Lo cual quería decir que, tanto para mis propósitos constructivos como para pintar las maquetas de Star Wars de MPC, no sé cómo, vendían en la pequeña tienda de hobbies de mi ciudad, mis únicas referencias visuales eran una colección inacabada de cromos de efectos especiales de películas y la fiabilidad de un ajado botón de pausa de un video renqueante. Y aun así, creo que el trabajo de pintura de las maquetas no quedó del todo mal, otra cosa era ver las deformes proporciones del destructor manufacturado.
Pasó el tiempo y llegó internet en todo su esplendor. De alguna extraña manera, acabaron en mi poder unos planos japoneses en pdf para construir algunos modelos de Star Wars en papel. Y entre ellos, allí estaban, unos bonitos planos perfectamente impresos de las principales partes del destructor, que removieron de nuevo la vieja espinita que seguía clavada.
Casi al mismo tiempo, en la oficina hubo renovación total de ordenadores. Todos teníamos flamantes nuevos equipos para hacer más felices aún nuestro trabajo, y las viejas máquinas con su Windows 98 quedaron olvidadas en el almacén esperando a que “alguien” se las llevase. Y ese alguien fui yo. Sin duda atravesaba por una etapa Diógenes de la que me recuperé, pero solo pensar en, creo que eran, 9 o 10 ordenadores, con un millón de piezas que podía reutilizar para otra de mis aficiones, el modelismo ferroviario, abandonados a su suerte y cayendo en mis manos como quien encuentra oro puro, era demasiado. Bajé uno a uno aquel cargamento al coche y me dispuse a desentrañar sus secretos.
Y sólo con ver la primera placa base en mis manos, la conexión fue instantánea: aquello era la cubierta de un Destructor Imperial, no me cabía la menor duda. En realidad, cualquier cosa que pasa por mis manos pienso que podría utilizarse en alguna maqueta. ¿Acaso los modelos de las películas originales no los construyeron en parte utilizando piezas de otras maquetas y cosas así?
Busque los planos, multipliqué todas sus medidas hasta conseguir unos dignos 80 cms de largo, y manos a la obra.
Nunca quise construir una réplica exacta, lo único que pretendía era hacer una maqueta grande, digna de la presencia que tiene el diseño del destructor, y no perder todo el tiempo del mundo en ajustar todos los detalles al milímetro. Utilicé fotos y medidas como referencias para que las líneas principales sí se ajustaran al modelo original.
El resto, sólo son cosas pegadas.
¿No lo veis? ¡Está ahí!
Madera de contrachapado forma toda la estructura.
Para completar los huecos, más madera y cartón pluma.
Comparación con la maqueta de MPC.
“Unas viejas piezas de Tente le irán bien”, pensé.
Un teclado desmembrado puede hacer de hangares.
Y la tecla de “intro” va tal cual, para no olvidar cuáles son sus orígenes.
Las memorias RAM son un buen revestimiento para el muelle de carga.
Y unas agujas de un más que antiguo tocadiscos, son un buen complemento.
Primera aproximación de pintura para ir viendo el efecto. La bola es una pelota de goma. Las secciones más grandes son cartón pluma.
Los apoyos de los motores auxiliares son también de cartón pluma.
¡Y las esquinas llevan un montón de cosas apretadas!
¿Tractores de juguete de los chinos?
¡Cualquier cosa vale…
… con tal que se pueda pegar!
¿Conectores de no-sé-dónde?
¡Claro! Le dan un detalle a los flancos.
No me pude resistir a pintar un poco la parte de atrás.
Las primeras placas ya están en su sitio. Algunas entraban enteras. Otras hubo que cortarlas, bien con sierra o bien con la dremel. Las dos placas grises con franjas rojas que se ven delante, son dos alas de una antigua maqueta de un Ala-X. La rebelión infiltrada…
Sobre las placas, se van pegando más piezas. Y a la vez, hay que completar los huecos que quedan vacíos.
En primer término, otra vez la inestimable ayuda de la RAM…
¿Alguien reconoce dos bolas de ratón en el puente? ¿Alguien se acuerda de los ratones con bola?
No puedo esperar a pintar…
¡Sabía que quedaría bien!
Autor: Sindulfo Pupetín